10.25.2011

Huracan

Yo soy de esas personas afortunadas que tienen muchas tías queridas, y soy querida por ellas. Tengo una tía consentida, y eso lo sabe ella, y lo saben todos los que me conocen.

Pero desde ayer y hoy todo el día, otra tía querida ha estado en mi cabeza (siempre la tengo en el corazón), mi tía Meche... ella era entre muchas cosas, mi coach para huracanes. Mi esposo es "no pasa nada, es como un norte de Veracruz", y yo soy doña Nervios. Ella era el punto medio, la voz tranquilizadora pero informada. Cuando le pregunté por Wilma me dijo "es un monstruo" y asi fue. Antes y durante la tormenta estuvimos en contacto... ahora que no está aquí, tengo que leer los reportes meteorologicos, escuchar a los tranquilos y a los acelerados...

Les cuento mas de ella, porque fue de esas personas que vale la pena "compartir". Mi tia Meche, no era mi tia por el lado biológico o de algún parentesco, sino por el del corazón, que es un lugar abierto exclusivamente a aquellas personas que algunas veces se convierten en verdadera familia y ahí permanecen. No sé a qué edad nos conocimos, pero yo la recuerdo desde que tenía alrededor de 4 años. Vivíamos en el mismo edificio, en el Golfo de México. Cierro los ojos y la veo comiendo sopita de fideos, horneando GALLETAS... siempre alegre, con un timbre de voz especial y entusiasta. Guapa, a la moda, con ojos color mar Caribe.

La vi poco durante muchos años. Después Dios la puso en mi camino y aquí estaba cuando me casé. Mi mamá me recomendó "cualquier cosa le hablas a tu tía Meche", y yo siempre acudí a ella. Estuvo conmigo en el hospital mientras mi mamá cuidaba a mis hijos; me ayudo a atender a mi mamá en varias ocasiones; colgamos los cuadros de mi casa juntas; probó mis postres, los aprobó, desaprobó y me dió siempre una opinión acertada; compartió conmigo sus recetas de familia (ven por que si era mi tiatiadeverdad!); me motivó en algunos proyectos y estuvo siempre presente, del verbo ESTAR CON LA GENTE...

Mi tia se involucró con muchas causas, y en todas fue admirada y respetada por sus logros. Tenía un sentido de comunidad y trabajaba muy bien en equipo. Todavía recuerdo con mucha emoción el día que la Cruz Roja le hizo un homenaje y salieron las ambulancias con las sirenas prendidas... se te ponía la piel chinita! Ahora cuando escucho una sirena, revivo ese momento, y pienso en ella.

Tambien pienso en ella cuando festejamos las Fiestas Patrias en Septiembre; en Diciembre la Navidad que disfrutaba tanto; cuando como alguna cosa que le gustara como Garabatos, manzanas cubiertas, alfajores, frijol con puerco, nopalitos... y cuando hay alerta de huracan pienso en ella y la extraño más...