5.26.2011

Cartas

Hoy recordaba la sensación de recibir una carta. Cuando descubres un sobre en el buzón o interceptas al cartero llegando a tu casa. También aquellas que te entregan en persona, tal vez con un abrazo, y las que encuentras escondidas bajo tu almohada o en la mochila.

Yo disfruto escribir cartas tanto como recibirlas. Con las nuevas formas de comunicación no estoy peleada. Abrir mi correo electrónico y encontrar un mail o un inbox en alguna de las redes sociales también me parece válido. El resultado es el mismo: decirle al otro “estoy en contacto”.

Cuando mi mamá venía de visita (ahora vive en la misma ciudad que nosotros), me dejaba una carta de despedida. Mi abuela sellaba con un beso rojo sus notas cortas. Recibí cartas de mi prima cuando se fue a estudiar a Colorado, y en mis primeros años de casada, en nuestra correspondencia nos enviamos algunas recetas. Mis hijos también me han escrito cartas, algunas veces con dibujos, pero siemrpe llenas de amor.

Conservo muchas cartas. Lo que me gusta de las cartas escritas a mano es que en ellas se puede ver el paso de los años en las hojas amarillentas. Puedes abrazarlas, apretarlas, llorar sobre ellas, besarlas, olerlas. Si nos fijamos en la escritura vemos como las primeras letras de los niños, trazadas con dificultad, se van estilizando. La caligrafía tiene personalidad, y con solo ver un sobre adivinas quién es el remitente.

Mi noviazgo de 4 años se escribió en 11 cartas. ¡Únicamente 11 cartas! El papel en que fueron escritas no es nada especial, las hojas están desgastadas, releídas, y algunas frases memorizadas. Yo en cambio, siguiendo los consejos de mi abuelo, durante un tiempo escribí todos los días "para que el reciba una carta diario". Chasco que me llevé cuando abrí la guantera de su coche para buscar algo que me pedía y lo vi palidecer porque ahí dentro, entre el manual del carro y la tarjeta de circulación estaban muchas de esas cartas. Los sobres cerrados y mis palabras, que selladas en un sobre, no habían llegado a su destino. Sin rencor las guardé y hoy pienso en ellas como labios que guardan un secreto. No recuerdo yo que dije, el no sabe tampoco.

5 comments:

Juanjo said...

Yo hoy precisamente leí la última carta que me escribió mi papá... no me canso de leerla, para mi son sus últimos consejos, a veces me salen lágrimas, a veces no... pero siempre me llena de recuerdos, y sobretodo, oigo su voz al leerla.. como en las películas que narra la carta quien se supone que la escribió... te mando un besote!!

Anonymous said...

Ya parenleee!! Entre tu y Juanjo,me hacen ser la muñequita q me encantaba: "LAGRIMITAS LILI!!" incluye kleenex xfa!!
Yo si extraño las cartas a mano, q tal cuando el novio le ponia locioncita!!Y ese beso rojo!!,como me dolió recordarlo!!! Un beso lagrimoso!! LOL, Paty

Guadalupe Zimmermann said...

Querida Bea, me has inspirado y he vuelto a leer las cartas que me envió mi marido durante nuestro noviazgo! Me encanta leerlas una y otra vez.
Te mando un beso hasta mi hermoso Cancún.

bleue said...

uno escribe para sentirse cerca de los demás, pero sobre todo, de uno mismo.... keep writing my dear.

Anonymous said...

Gracias por permitirnos entrar en tu corazón, para mí amiga de este minuto.
Compartir tu rincon abierto, familiar y poético. Yo tambien estoy pendiente de una carta. La que voy a poner en la mochila de mi hijo, que se va a vivir a Africa. Somos de Zaragoza (España). Le he escondido el poema de "Queda prohibido" de Alfredo Cuervo , que es de lo mejor que uno puede encontrar. Un besico Maribel (soy novata y no sé de redes sociales, por eso anónimo)